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Devocional

Nuestro camino hacia la paz personal duradera

Vice presidente de administración

12 de marzo de 2024

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Incluso en medio de dolorosos desafíos personales, decisiones difíciles y tribulaciones causadas por vivir en “una de las épocas más complicadas de la historia del mundo”, podemos experimentar paz mediante “las mayores manifestaciones del poder del Salvador que el mundo jamás haya visto”.


Tenemos la intención de modificar la traducción cuando sea necesario. Si tiene alguna sugerencia, escríbanos a speeches.spa@byu.edu

¡Buenos días! Es un placer estar con ustedes. He pensado en presentar mi tema de esta mañana compartiendo unos breves antecedentes sobre mi preparación, ya que creo que puede ser algo peculiar. Originalmente me invitaron a hablar en un devocional el semestre de invierno pasado de 2023. Sin embargo, justo antes de mi fecha asignada para hablar, recibí una llamada informándome que el élder Jeffrey R. Holland tenía que tomar mi lugar. Si bien es obvio que siempre estare encantado de ceder la palabra al élder Holland, lo que resultó ser un devocional particularmente especial, ya que el élder Holland anunció que Kevin J. Worthen estaba terminando su tiempo como presidente de BYU y que nuestro nuevo presidente sería C. Shane Reese.

Durante los últimos años, he disfrutado de la oportunidad de trabajar con dos presidentes y numerosos estupendos miembros del Consejo Presidencial durante una pandemia y otros desafíos. Aunque tenemos diferentes orígenes y diversas perspectivas sobre las prioridades del campus, me ha inspirado mucho el enfoque totalmente centrado en ustedes, los estudiantes, colectivamente y como individuos, al trabajar con una increíble comunidad universitaria para cumplir con la misión divina de esta universidad y “convertirse en BYU”1. Como Consejo del Presidente, nos arrodillamos y oramos por ustedes semanalmente. Les amamos. Y queremos ayudarles a experimentar el éxito en BYU y más allá.

Después de que recientemente me reprogramaron la fecha, varias personas me preguntaron si iba a dar el discurso que había preparado el invierno pasado. Yo tenía la misma pregunta en mi mente. Aunque creo que ese discurso se preparó mediante el proceso de revelación personal, inicialmente decidí preparar un nuevo discurso, en parte porque un tema estrechamente relacionado había sido tratado magistralmente por el presidente Henry B. Eyring en la conferencia general el pasadoabril2, sólo unas pocas semanas después de la fecha programada originalmente.

Sin embargo, al volver a dedicar tiempo a la oración y a la reflexión durante las últimas semanas, recibí la clara impresión de que el tema que había escogido anteriormente podría ser aún más relevante en la actualidad. Y así, con algunas modificaciones menores, voy a compartir el mensaje que preparé originalmente hace casi un año.

En ese momento, tuve una sagrada experiencia personal que me llevó a considerar hablar sobre la Expiación de Jesucristo. Poco después de esa sagrada experiencia, mi esposa y yo hicimos un viaje espontáneo a la costa de Oregón. Durante varios días, visitamos sitios hermosos e hicimos varias caminatas increíbles.

Una caminata fue particularmente memorable, ya que nos encontramos en un sendero que era tranquilo, sereno y de una extraordinaria belleza. [Se mostró una fotografía del sendero]. Al llegar a la cima de este sendero, caminamos hasta un mirador, donde presenciamos una vista casi indescriptible. [Se mostró un breve video de una vista panorámica del océano desde el sendero]. Mientras estaba en este mirador, recuerdo haberme dirigido a mi esposa para expresarle lo asombroso que sería si de alguna manera pudiéramos capturar y mantener el sentimiento de paz momentánea que estábamos experimentando en este camino.

Tiempo después del viaje, me encontré reflexionando sobre la convergencia de esas dos experiencias que generaron dos preguntas interrelacionadas en mi mente:

         1. ¿Cómo podemos aumentar la frecuencia y la profundidad de la paz en nuestra vida?

         2. ¿Cuál es la función de la Expiación de nuestro Salvador en ese proceso?

Al considerar con espíritu de oración las respuestas a esas preguntas, el tema de mi mensaje se volvió más claro.

Espero que mi mensaje hoy influya de alguna manera en ustedes para que aprendan o, lo que es más importante, sientan algo nuevo acerca de la expiación de nuestro Salvador, la cual Bruce R. McConkie describió una vez como “la cosa más importante que jamás haya ocurrido en toda la historia de la creación”3.

El Poder de la Expiación

Como elemento central del Plan de Salvación, el sacrificio inefable de Cristo nos permite vencer la muerte y el pecado, y regresar a vivir con Él y con nuestros amorosos padres celestiales. Esta es la doctrina central de la Expiación. Pero el poder de la Expiación va mucho más allá y puede influir positivamente en cada aspecto de nuestra vida. Como explicó una vez Tad R. Callister, quien más tarde llegó a ser miembro de los Setenta:

La búsqueda de esta doctrina requiere de la totalidad de la persona, ya que la Expiación de Jesucristo es la doctrina más sublime, más reveladora y más apasionante que este mundo o este universo jamás conocerá4.

No puedo concebir una mejor época para dedicarse a “la doctrina más sublime, más reveladora y más apasionante que … este universo jamás conocerá”. ¿Por qué? Porque, como dijo recientemente el presidente Russell M. Nelson, “en la actualidad vivimos en la que sin duda es una de las épocas más complicadas de la historia del mundo”5.

Sin embargo, con su familiar tono optimista, el presidente Nelson también señaló los tiempos de maravilla y belleza que se avecinan con esta tranquilizadora promesa de paz:

Mis queridos hermanos y hermanas, tenemos por delante muchísimas cosas maravillosas. En los días venideros veremos las mayores manifestaciones del poder del Salvador que el mundo jamás haya visto. …

… A pesar de las distracciones y distorsiones que se arremolinan a nuestro alrededor, pueden hallar verdadero descanso—es decir, alivio y paz—incluso en medio de sus problemas más acuciantes6.

¡Piensen en esto! Incluso en medio de dolorosos desafíos personales, decisiones difíciles y tribulaciones causadas por vivir en “una de las épocas más complicadas de la historia del mundo”, podemos experimentar paz mediante “las mayores manifestaciones del poder del Salvador que el mundo jamás haya visto”.

En el pasaje de las Escrituras del libro de Juan, que se cita con frecuencia, aprendemos que esa paz es una bendición suprema de nuestro Salvador Jesucristo:

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo7.

Hermanos y hermanas, a medida que ustedes y yo navegamos por este mundo complicado, testifico que nuestro camino hacia la paz personal duradera es por medio de la Expiación de Jesucristo.

Paz

“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”8, fue descrita por el élder Joseph B. Wirthlin como “la calma interior y el consuelo que da el Espíritu, el cual es un don de Dios a todos Sus hijos y trae al corazón sosiego y serenidad”9.

El élder Marvin J. Ashton dijo lo siguiente acerca de la paz:

Es muy significativo el hecho de que, al salir Jesús de la tumba y aparecer a sus discípulos, los saludara diciendo: “Paz a vosotros” (Lucas 24:36). Una de las mayores bendiciones que podemos recibir no es gozar de pasión, posesiones, logros personales ni felicidad, sino tener paz interior10.

Aunque todos debemos buscar la felicidad y el gozo, me parece que la paz es el galardón más importante que se puede alcanzar exclusivamente por medio del sacrificio expiatorio de Cristo. Justo antes de entrar en el Jardín de Getsemaní para comenzar ese sacrificio, el Señor dijo:

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo11.

¿No es interesante que justo antes de que Cristo comenzara Su sacrificio expiatorio y justo después de resucitar, hablara de paz?

Ninguno de nosotros experimentará una vida exenta de tribulaciones, incluso en ocasiones de grandes pruebas, pero al “vencer al mundo”, Cristo nos permite “ser de buen ánimo” incluso en medio de angustias o desafíos personales.

Con esto en mente, les pido a cada uno de ustedes que consideren esta pregunta: ¿Cuán a menudo sienten esa paz en su vida, una calma interior que trasciende todo entendimiento, independientemente de los altibajos de sus circunstancias personales?

Interesado en recopilar algunos datos, hace unas semanas realicé una encuesta informal en la que hice esta pregunta a más de 650 miembros jóvenes adultos solteros locales, entre ellos a muchos que se encuentran aquí hoy. Los resultados fueron esclarecedores:

a. Todos los días (149)
b. Al menos una vez a la semana (366)
c. Un par de veces al mes (116)
d. Rara vez (40)
e. Nunca (14)

Aunque me complació que muchos sientan paz en su vida, algunos incluso a diario, también está claro que para muchos, la paz personal duradera puede ser algo difícil de alcanzar. Lamentablemente, un pequeño número incluso indicó que rara vez o nunca sienten esa paz. Independientemente de cómo podrían responder actualmente a esta pregunta, consideren cómo cambiaría drásticamente su vida si siempre sintieran esta paz.

Cinco bendiciones del poder transformador de la Expiación

Hermanos y hermanas, la Expiación de nuestro Salvador cambia vidas; ¡puede transformar la vida de ustedes! Con su infinito poder, hay innumerables maneras en que esto puede suceder, demasiadas para compartirlas aquí hoy. Sin embargo, me gustaría centrarme en cinco principios transformadores, quizás mejor llamados bendiciones, de la Expiación de nuestro Salvador que nos guiarán en nuestro camino hacia una paz personal duradera. Al hacerlo, me esforzaré por ilustrar el impacto potencial de estas cinco bendiciones compartiendo una experiencia personal sobre una de las decisiones más importantes que mi esposa y yo hemos tomado en nuestro matrimonio. Pero esas bendiciones realmente se aplican a cualquier decisión, prueba o circunstancia mayor o menor, por lo que los invito a considerar la posibilidad de aplicar estos principios a las experiencias de su propia vida. El propósito de esta aplicación es la relevancia personal y la revelación, y ruego que el poder edificante del Espíritu les ayude con este proceso divino.

Después de nuestras misiones, mientras estábamos aquí en BYU, mi esposa, Brooke, y yo empezamos a salir más seriamente. Una noche, mientras analizábamos la posibilidad de casarnos, me hizo una pregunta inesperada.

Dijo algo así como: “¿En algún momento estarías dispuesto a adoptar un niño después de que tengamos nuestros propios hijos?”.

Si bien esta era sin duda una pregunta importante, en ese momento estaba tan enamorado de Brooke que ella podría haberme preguntado casi cualquier cosa y yo habría dicho: “¡Absolutamente, me parece genial!”.

Y así es exactamente como respondí a su pregunta.

Bueno, doce años y cuatro hijos más tarde, me enteré de que habló en serio. Fue entonces cuando volvió a plantearme la pregunta que yo había olvidado hacía mucho tiempo. Al hacerlo, mi respuesta esta vez fue muy diferente. Al instante me encontré meditando sobre todas las razones por las que adoptar un niño no tendría sentido. No voy a repasar la lista que me vino a la mente, pero esta imagen demuestra una de las razones principales. [Se mostró una foto de la familia Hafen, que consta de seis integrantes].

En ese momento ya éramos una familia de seis personas con cuatro hijos maravillosos. En las semanas siguientes, a medida que continuaban las discusiones, me encontré buscando y compartiendo una variedad de razones con Brooke sobre por qué no deberíamos optar por la adopción.

Todos tenemos retrospectivas, perspectivas y previsiones. En retrospectiva, ¡me doy cuenta de que mi perspectiva y previsión en ese momento eran muy deficientes! Afortunadamente, la fuerte impresión de Brooke compensó mi debilidad, y continuó empujándome para descubrir mi propia respuesta sobre la adopción. Así que pasé varias semanas investigando, anotando mis pensamientos y orando. Con el tiempo, empecé a sentirme frustrado porque no encontraba una respuesta clara. Después de una conversación adicional, Brooke y yo acordamos ayunar y asistir al templo con ese propósito exclusivo.

Esto me lleva a la primera bendición que se origina del poder transformador de la Expiación de Jesucristo, que nos guía en nuestro camino hacia la paz personal duradera.

La Expiación de nuestro Salvador nos purifica. La Expiación purifica nuestros pensamientos y acciones impuros. Todos tenemos momentos de proclividad falible en nuestras vidas. Ya sea que hayan ocurrido como resultado de actos de comisión conscientes o de errores de omisión involuntarios, el sacrificio expiatorio de nuestro Salvador puede restaurarnos a la pureza.

En el libro de Mosíah, el rey Benjamín enseñó que “el hombre natural es enemigo de Dios … a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu … y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor”12.

Al arrepentirnos de nuestras faltas, tanto las menores como las mayores, somos santificados y llegamos a ser santos, o más puros. El presidente Nelson nos ha enseñado que “el arrepentimiento diario es la senda a la pureza, y la pureza proporciona poder”13.

Mientras Brooke y yo nos preparábamos para ir al templo en busca de una respuesta, recuerdo que me arrodillé en oración. Pero en lugar de simplemente pedirle al Padre Celestial que me bendijera con una respuesta, esta vez concentré gran parte de mi oración en un reconocimiento contemplativo y exhaustivo de mis debilidades. Aunque no creía haber cometido errores graves que hubieran impedido la revelación personal, recuerdo un deseo de ser más humilde y minucioso en mi búsqueda del perdón esta vez.

Mi experiencia en el templo fue edificante, como siempre lo es, pero sentí una ligera decepción mientras me preparaba para irme sin la clara respuesta que buscaba. Salí del vestidor y fui al vestíbulo a esperar a Brooke. Después de esperar unos minutos, entró en el vestíbulo una pareja de uno de nuestros primeros barrios de estudiantes casados de BYU, a quienes no había visto en casi diez años.

Después de intercambiar algunas palabras, les pregunté qué había de nuevo en su vida. Su respuesta me sorprendió: compartieron que después de haber tenido cuatro hijos, acababan de adoptar un niño.

Como pueden suponer, ¡esta fue una noticia emocionante para mí! Les hice varias preguntas detalladas sobre su experiencia con la adopción. Era muy claro que ya veían la adopción como una gran bendición para su familia. Mientras se iban, volví a sentarme y contemplé lo que acababan de compartir.

Y de repente, ¡ocurrió! Me inundó un espíritu tan innegablemente fuerte que nunca lo olvidaré. Con lágrimas en los ojos, sentí estas palabras entrar en mi mente: “Esta es tu respuesta. Avancen con la adopción”.

Aunque no he tenido muchas experiencias tan dramáticas en mi vida, he tenido muchas ocasiones en las que se han respondido preguntas o se han simplificado decisiones por medio de la revelación. Estoy muy agradecido por esa experiencia y testifico que vino gracias al poder purificador de la Expiación de Jesucristo.

A medida que nos arrepentimos, la Expiación de nuestro Salvador nos purifica para que podamos alinearnos mejor con la voluntad del Señor. Es la llave que abre la puerta de la revelación. Esta revelación puede proporcionar un apoyo positivo y transformador en cada fase de nuestra vida.

La Expiación de nuestro Salvador nos empodera o habilita. La Expiación nos empodera o habilita a progresar más allá de desafíos, acontecimientos y decisiones aparentemente incapacitantes. Aunque la mayor manifestación de ese poder habilitador nos ayuda a vencer la muerte y el pecado, el poder continuo e íntimo de la Expiación también puede apoyarnos en nuestro progreso diario en la vida terrenal.

El élder David A. Bednar nos ha ayudado a todos a comprender mejor el poder habilitador de la Expiación. Él dijo:

Muchos miembros de la Iglesia están mucho más familiarizados con la naturaleza del poder redentor y purificador de la Expiación que con su poder fortalecedor y habilitador. Una cosa es saber que Jesucristo vino a la tierra para morir por nosotros. … pero también tenemos que reconocer que el Señor desea … . no sólo guiarnos, sino también para darnos poder14.

Recibir la convicción mutua de seguir adelante nos habilitó a Brooke y a mí a unirnos plenamente en nuestra decisión de adoptar. No tengo tiempo para cubrir los diversos giros y vueltas del proceso de adopción, pero involucró múltiples agencias de adopción, varios países, burocracia frustrante, verificaciones de antecedentes retrasadas y otros desafíos. Aunque ciertamente no lo reconocimos en ese momento, en retrospectiva nos damos cuenta de que algunos de estos obstáculos en realidad jugaron un papel importante en llevarnos a nuestra hija. Al final, los mismos obstáculos que aparentemente estaban inhibiendo nuestro progreso en la adopción en realidad nos estaban ayudando a encontrarla. Simplemente teníamos que mantenernos fieles y permitir que el Señor nos dirigiera.

Cuando decidimos adoptar de China a través de su canal de adopción no tradicional, recibimos acceso a un sitio web que enumeraba a los posibles adoptados. Cada uno de estos archivos contenía información médica y de antecedentes básicos sobre cada niño, la mayoría de los cuales habían sido abandonados al nacer o cerca de nacer debido a la política de un solo hijo de China y otros factores en ese momento. Los archivos también contenían pequeñas fotos de cada niño.

Brooke comenzó a revisar estos archivos uno por uno. Como se pueden imaginar, este fue un proceso interesante que generó muchas emociones encontradas. Pero al principio del proceso, Brooke vio esta imagen, y ¡sus emociones encontradas fueron reemplazadas inmediatamente por un inmenso e intenso sentimiento de conexión y amor! [Se mostró una fotografía de una bebé].

Brooke había recibido instrucciones por medio del Espíritu Santo de que esa niña era la indicada. Luego me envió la foto y el archivo, y tuve una experiencia similar. ¡Habíamos encontrado a nuestra hija!

¡Cuán bendecidos nos sentimos por haber sido guiados y fortalecidos por medio del apoyo habilitador de la expiación de nuestro Salvador para encontrarla!

El élder Kevin W. Pearson, de los Setenta, explicó: “Sin el poder fortalecedor y habilitador de la Expiación, es imposible mantenerse en el sendero y perseverar”.15

El “poder habilitador” es ayuda divina. Cuando la vida transcurre de manera diferente a lo que deseamos, y a menudo sucede, esa ayuda divina nos ayuda a dar los giros correctos y nos ayuda a seguir avanzando con fe en el camino hacia una paz personal duradera.

La Expiación de nuestro Salvador nos asegura. La Expiación nos da seguridad, incluso en momentos de inseguridad. Una parte fundamental del plan de salvación es experimentar el estado de probación de la vida terrenal y ejercer el don del albedrío. Como seres mortales en este plan, todos afrontamos pruebas continuas que nos brindan la oportunidad de fortalecer nuestra fe en Jesucristo. De hecho, la mayoría de nosotros experimentamos cierta incertidumbre todos los días. Afortunadamente, nuestro amoroso Padre Celestial nos proporcionó un proceso para superar constantemente los momentos de incertidumbre. En Isaías se nos enseña: “Y el efecto de la rectitud será paz; y el resultado de la rectitud, reposo y seguridad para siempre”16.

El presidente Nelson recalcó esta gran bendición:

Cada vez que participamos de la Santa Cena, prometemos de nuevo tomar el nombre del Salvador sobre nosotros, recordarlo siempre y guardar Sus mandamientos. A cambio, Dios nos asegura que siempre podremos tener el Espíritu del Señor con nosotros17.

Pasaron unos siete meses desde el momento en que Brooke encontró por primera vez a nuestra hija, a la que ahora habíamos llamado Taya, hasta que la recogimos en el sur de China. Durante ese tiempo tuvimos días llenos de emoción y júbilo, pero también tuvimos algunos días llenos de ansiedad y frustración. Aun con la convicción de que ambos habíamos recibido, había muchas incertidumbres. Afortunadamente, también experimentamos la seguridad continua de que habíamos tomado la decisión correcta. Y el día que conocimos a Taya por primera vez nos trajo toda la seguridad que necesitaremos jamás. [Se mostraron fotos de la reunión con Taya.]

Mantuve un blog durante toda la experiencia con la adopción. Esto es lo que escribí el día que conocimos a Taya por primera vez:

Bueno, ¡por fin llegó el día que hemos estado esperando por tanto tiempo! Hace mucho que no estaba así de nervioso. Tomamos un autobús a treinta minutos de nuestro hotel hasta donde la gente de asuntos civiles local nos esperaba con nuestra nueva hijita. Temprano esta mañana, nuestro guía había explicado que sería un día muy difícil para todos los niños que serían adoptados, y así fue. Trajeron a cinco niños al mismo tiempo, y la mayoría lloraba, ya que todo era nuevo para todos ellos. La mayoría de los adultos también lloraban, pero por razones diferentes. No habíamos visto una foto de Taya desde que tenía alrededor de 12 meses (hace más de seis o siete meses). Pero cuando la trajeron a la habitación, Brooke y yo miramos a Taya y luego el uno al otro, y no fue necesario decir palabras. Sabíamos que era nuestra y, ¡oh, era hermosa! Fue un momento que siempre recordaremos.

Más tarde esa noche completé el blog de ese día escribiendo esto:

Mientras reflexiono sobre un día bastante sorprendente, también me encuentro pensando en los últimos dos años y el proceso por el que pasamos para llegar aquí. … Ciertamente, he tenido preguntas y temores en todo momento. … Pero si lo que siento ahora mismo al mirar a Taya es correcto, entonces ella va a ser una gran bendición para nuestra familia. ¡Qué aventura nos espera!

¡Y qué aventura ha sido! Cuán agradecidos estamos por la seguridad que recibimos en este proceso mediante el poder de la Expiación de nuestro Salvador.

En momentos de incertidumbre y desafíos, el poder de la Expiación nos da seguridad, permitiéndonos permanecer en el sendero que conduce a la paz personal duradera.

La Expiación de nuestro Salvador nos consuela. La Expiación consuela, particularmente en momentos de malestar. Aunque no conozco a muchos de ustedes personalmente, creo que puedo decir con confianza que muchos de los que están aquí hoy probablemente estén experimentando algún nivel de incomodidad en sus vidas. El élder Ricardo P. Giménez, de los Setenta, señaló:

Al enfrentar las tormentas de la vida, [si] damos nuestro mejor esfuerzo colocando a Jesucristo y Su expiación como el refugio que todos necesitamos, seremos bendecidos con el alivio, el consuelo, la fuerza, la templanza o la paz que estamos buscando18.

Durante la Última Cena, cuando el Salvador prometió paz a Sus apóstoles, también dijo esto:

Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. …

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros19.

Ahora volveré a mi historia. En las primeras etapas experimentamos muchos momentos incómodos con Taya. Ese fue un momento difícil para ella, ya que estaba tratando de procesar lo que estaba sucediendo. Parecía un poco perdida y bastante melancólica. En gran medida, se aferró a Brooke. Estas fotos ilustran claramente lo que ella sentía por mí en esos primeros días. Afortunadamente, eso solo duró unas pocas semanas. [Se mostraron algunas fotos de Taya.]

La vida de Taya había cambiado de la manera más drástica posible: un nuevo idioma, un nuevo país, una nueva cultura, una nueva familia, una nueva comida y muchas otras cosas. A medida que los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, Taya comenzó a adaptarse a su nuevo entorno. Pero aun así hubo ocasiones de ansiedad y noches sin dormir para ella y para nosotros.

Afortunadamente, a lo largo de este período también tuvimos experiencias continuas en las que sentimos los sentimientos reconfortantes del Espíritu. Un momento conmovedor ocurrió cuando regresábamos a casa con Taya. Después de varios días en China y un largo viaje a casa, nos preocupaba que no reaccionara bien al ver a nuestros otros cuatro hijos por primera vez. Pero se pueden imaginar el consuelo que sentimos al entrar en la casa. ¡Esta fue su reacción al ver a nuestros otros hijos! [Se mostraron fotos de Taya y los otros niños de los Hafen]. Había gozo mutuo y un vínculo inmediato con sus nuevos hermanos.

Reflexionando sobre los primeros años de vida de Taya con nosotros, hubo momentos en los que las cosas no eran cómodas. Pero, afortunadamente, esos momentos estuvieron más que acompañados por tiernas misericordias que brindaron consuelo de que todo estaría bien. Y ese ha sido también el patrón cuando otros miembros de la familia han experimentado períodos pequeños y a veces bastante grandes de incomodidad en sus vidas.

La hermana Linda S. Reeves, quien fue miembro de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, enseñó:

Nada de lo que sucede es un desconcierto ni una sorpresa para [Jesucristo]. Él es omnisciente y amoroso. Él está ansioso por ayudarnos, consolarnos y aliviar nuestro dolor a medida que confiamos en el poder de la Expiación20.

Por medio de la Expiación de nuestro Salvador, podemos experimentar la promesa de que Él nunca nos dejará sin consuelo. ¡Qué bendición tan asombrosa!

La Expiación de nuestro Salvador nos exalta. El poder exaltador de la Expiación cumple el propósito preeminente de nuestra travesía terrenal. La exaltación es la finalidad de la Expiación de Cristo. Y es el deseo supremo que el Padre Celestial tiene para cada uno de nosotros. En la Conferencia General de octubre de 2006, el élder Richard G. Scott concluyó un hermoso discurso sobre la Expiación con este testimonio:

Testifico que con un sufrimiento y una agonía imposibles de imaginar, a un precio incalculable, el Salvador se ganó el derecho de ser nuestro Redentor, nuestro Mediador y nuestro Juez Final. … El anclaje seguro de Sus leyes te asegurará la seguridad y el éxito al escalar los desafíos que vayas a afrontar. … la tuya será una vida de paz y de felicidad coronada con la exaltación en el reino celestial21.

Hasta este momento, las bendiciones que he observado sobre cómo el poder transformador de la Expiación nos conduce en nuestro camino hacia la paz personal duradera se han centrado en la vida terrenal. Como la bendición suprema del acontecimiento más grande en la historia de la condición humana, el poder exaltador de la Expiación proporciona el puente de la mortalidad al estado más alto de gloria eterna. Si bien esa bendición incomprensible no es algo que experimentemos en esta vida, sí creo que nuestro amoroso Padre Celestial nos permite probar ese fruto (haciendo referencia al sueño de Lehi22) a veces. Tales experiencias no solo fortalecen nuestro deseo de lograr la exaltación, sino que también nos ayudan a lograr una paz duradera en la vida terrenal.

He tenido muy pocos de esos preciados momentos. Pero uno de esos momentos ocurrió cuando me arrodillé con mi familia alrededor de un altar en el Templo de Mount Timpanogos, Utah, la mañana del 15 de noviembre de 2008. ¡Ese fue el día en que Taya fue sellada a nuestra familia por la eternidad! [Se mostró una foto de la familia Hafen, toda vestida de blanco.]

Ahora bien, definitivamente tenemos mucho trabajo que hacer para lograr esta meta eterna, en particular el padre de esta familia, pero siempre estaré agradecido por esa experiencia que me proporcionó un atisbo, por pequeño que fuera, de lo que podría ser la exaltación. Solo puedo imaginar lo increíble que será la vida eterna con la familia y los seres queridos.

Asegurar un camino personal hacia la paz duradera: Recordatorio e invitación

En resumen, la Expiación de nuestro Salvador nos

Purifica
Empodera o habilita
Asegura
Conforta
Exalta

En un mundo lleno de acrónimos, espero que recuerden esto. No porque estas cinco palabras deletreen convenientemente la palabra paz en inglés, sino más bien porque estas cinco bendiciones les ayudarán a experimentarla persistentemente.

¡Estoy muy agradecido por esas bendiciones y por las innumerables otras que se reciben por medio de Jesucristo! ¡La Expiación de nuestro Salvador es nuestro camino hacia la paz personal duradera!

Concluiré con un simple recordatorio y una sola invitación.

Primero, el recordatorio: Somos hijos e hijas literales de nuestro Padre Celestial. Esta identidad primaria y divina nos da acceso a la Expiación de Jesucristo. Pero ese acceso divino se obtiene por acción, no por accidente. 

Con esto en mente, ¿cómo nos aseguramos de que nuestras acciones diarias se alineen con nuestros deseos de experimentar paz personal duradera? Aunque la respuesta a esta pregunta puede variar según la reflexión personal y las circunstancias, tal vez haya una respuesta que sea importante por sí misma.

Para mí, esa respuesta está representada en mi única invitación: Comprometerse completamente a guardar todos sus convenios.

El élder Dale G. Renlund nos enseñó hermosamente acerca de la importancia de hacer y guardar todos nuestros convenios la semana pasada23. De hecho, nuestros profetas modernos han hecho hincapié en el compromiso por convenio durante décadas. Cuán agradecido estoy a nuestro profeta actual, el presidente Russell M. Nelson, por ayudarnos a centrarnos más en nuestros convenios sagrados. Esta es solo una de las muchas citas que podría compartir de él cuando ha hecho de los convenios una de sus principales prioridades proféticas:

Todo lo que se enseña en el templo, mediante la instrucción y el Espíritu, amplía nuestra comprensión de Jesucristo. Sus ordenanzas esenciales nos unen a Él mediante convenios sagrados del sacerdocio. Luego, al guardar nuestros convenios, Él nos inviste de Su poder sanador y fortalecedor. Y cuánto necesitaremos Su poder en los días venideros24.

La mayoría de los que estamos aquí hoy hemos hecho convenios sagrados con nuestro Padre Celestial. Pero la puerta que se abre cuando hacemos convenios comenzará a cerrarse si nuestros convenios quedan inactivos. Tal vez deberíamos preguntarnos si somos personas pasivas que hacemos convenios o si los guardamos activamente. El Padre Celestial no puede bendecirnos completamente con paz a menos que utilicemos la Expiación de Cristo para guardar completamente todos nuestros convenios: un hermoso equilibrio de justicia y misericordia arraigado en un amor santo. Si realmente desean seguir su camino hacia la paz duradera, comprométanse ahora, comprométanse todos los días a guardar completamente todos sus convenios. Recuerden, ¡nuestros convenios nos proporcionan una conexión directa y divina con Jesucristo! Y nuestro llamado colectivo es a esforzarnos por asegurar esa conexión.

Hermanos y hermanas, testifico que al seguir el consejo de nuestro profeta y comprometernos completamente a guardar todos nuestros convenios, desencadenaremos el poder transformador de la Expiación de nuestro Salvador, ¡la cual purifica, empodera, asegura, consuela y exalta! Doy testimonio de que nuestro amoroso Padre Celestial y Su Hijo, nuestro Salvador Jesucristo, desean que sintamos paz personal duradera en esta vida mientras nos preparamos para vivir de nuevo con Ellos en exaltada paz eterna. Ruego que todos nos volvamos más a nuestro Salvador Jesucristo y progresemos en nuestro sendero hacia la paz personal duradera, es mi oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.

© Brigham Young University. Todos los derechos reservados.

Notas

  1. C. Shane Reese, “Becoming BYU: An Inaugural Response,” discurso pronunciado en su inauguración como presidente de BYU, 19 September 2023.
  2. Véase Henry B. Eyring, “Hallar paz personal”, Liahona, mayo de 2023.
  3. Bruce R. McConkie, MD, s.v. “Atonement of Christ,” 60.
  4. Tad R. Callister, The Infinite Atonement (Salt Lake City: Deseret Book, 2000), 2
  5. Russell M. Nelson, “Vencer al mundo y hallar descanso”, Liahona, noviembre de 2022.
  6. Nelson “Vencer al mundo”; cursivas del original.
  7. Juan 14:27.
  8. Filipenses 4:7.
  9. Joseph B. Wirthlin, “La paz interior”, Liahona, julio de 1991.
  10. Marvin J. Ashton, “La paz: el triunfo de principios”, Liahona, enero de 1986.
  11. Juan 16:33.
  12. Mosíah 3:19.
  13. Russell M. Nelson, “Podemos actuar mejor y ser mejores”, Liahona, mayo de 2019.
  14. David A. Bednar, “El mensaje: Fortaleza que va más allá de la nuestra”, Liahona, marzo de 2015, cursiva agregada.
  15. Kevin W. Pearson, “Permanezcamos junto al árbol”, Liahona, mayo de 2015, cursiva agregada.
  16. Isaías 32:17; cursiva agregada.
  17. Russell M. Nelson, “El poder del ímpetu espiritual”, Liahona, mayo de 2022; cursiva en el original; cursiva agregada. Véase Moroni 4:3; 5:2; Doctrina y Convenios 20:77, 79.
  18. Ricardo P. Giménez, “Encontrar refugio contra las tormentas de la vida”, Liahona, mayo de 2020, cursiva agregada.
  19. Juan 14:15–16, 18.
  20. Linda S. Reeves, “Reclamen las bendiciones de sus convenios”, Liahona, noviembre de 2013, cursiva agregada.
  21. Richard G. Scott, “La Expiación puede asegurar tu paz y tu felicidad”, Liahona, noviembre de 2006, cursiva agregada.
  22. Véase 1 Nefi 8.
  23. Véase Dale G. Renlund, “Stronger and Closer Connection to God through Multiple Covenants”, discurso pronunciado en un devocional de BYU, 5 de marzo de 2024.
  24. Russell M. Nelson, “El templo y el cimiento espiritual de ustedes”, Liahona, noviembre de 2021; énfasis en el original. Véase Doctrina y Convenios 109:15, 22.
Steven J. Hafen

Steven J. Hafen, vice presidente de administración de la universidad de Brigham Young, dio este discurso el 12 de marzo de 2024.