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Devocional

El adquirir conocimiento y la fortaleza para utilizarlo sabiamente

Miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles

23 de enero de 2001

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Pueden aprender cosas de vital importancia por lo que oyen y ven y, sobre todo, por lo que sienten, según les indique el Espíritu Santo.


Tenemos la intención de modificar la traducción cuando sea necesario. Si tiene alguna sugerencia, escríbanos a speeches.spa@byu.edu

Cada vez me resulta más difícil dirigirme a ustedes, quienes reúnen las condiciones de dignidad, testimonio y capacidad personal para estar aquí, en este singular campus. Este sentimiento de ineptitud proviene del profundo respeto y el amor sincero que siento por cada uno de ustedes. Hoy mi intención es ayudarles, mientras su vida se desarrolla de maneras productivas, a obtener el profundo gozo y la felicidad que soy bendecido de tener. Si ese gozo es la naturaleza de su vida, lo que digo será una confirmación de lo que ya han tenido el privilegio de aprender y aplicar. Si ese no es el modelo de su vida, sugeriré verdades que pueden ayudarles a encontrar una felicidad constante y duradera.

Primero, compartiré un principio que, si se entiende y se aplica constantemente, traerá enormes bendiciones a lo largo de su vida. No es difícil para mí explicarlo, ni para ustedes entenderlo. Sin embargo, les requerirá un esfuerzo importante y decisivo para desarrollar todo su potencial. Con ella pueden aprender verdades vitales que les aportarán una felicidad mayor y duradera y harán que su vida sea más productiva y significativa. Les sugiero que anoten el principio tal como lo comparto. Después se los explicaré.

Me esforzaré constantemente por aprender de lo que escucho, veo y siento.

Escribiré las cosas importantes que aprenda y las haré.

Pueden aprender cosas de vital importancia por lo que oyen y ven y, sobre todo, por lo que sienten, según les indique el Espíritu Santo. La mayoría de las personas limitan su aprendizaje principalmente a lo que oyen o leen. Sean prudentes. Cultiven la técnica de aprender mediante lo que vean y, más particularmente, mediante lo que el Espíritu Santo les haga sentir. Hagan un esfuerzo consciente por aprender de lo que vean y sientan, y su capacidad para ello aumentará si lo hacen con regularidad. Pidan esa ayuda con fe. Vivan para ser dignos de ello. Procuren reconocerlo. Anoten las cosas importantes que aprendan del Espíritu y guarden esas anotaciones en un lugar seguro. Descubrirán que, a medida que anoten sus impresiones más valiosas, a menudo vendrán más. Además, el conocimiento que obtengan estará a su disposición por el resto de su vida. Esfuércense siempre por reconocer y seguir la dirección del Espíritu, sea de día o de noche, dondequiera que estén y sin importar lo que estén haciendo. Expresen su gratitud por la ayuda recibida y obedezcan. Este hábito reforzará su capacidad de aprender por el Espíritu. Permitirá que el Señor guíe su vida y enriquezca el uso de toda otra capacidad latente en su ser.

Si tuviera el poder para comunicar la importancia del principio que acabo de compartir, podría terminar este mensaje ahora, y ustedes habrían recibido el mayor beneficio de estar aquí. Requiere esfuerzo y práctica aprender sistemáticamente por lo que se ve y se siente. Les sugiero a cada uno de ustedes que practiquen este principio ahora mientras estemos juntos. Mientras hago algunas preguntas básicas que solo ustedes pueden responder por ustedes mismos, ¿pensarán en sus respuestas? Tal vez puedan anotarlas. Luego pidan conscientemente al Señor que le ayude a reconocer cualquier guía que Él desee darles. Puesto que el Señor no les obligará a aprender, deben ejercer su albedrío para permitir que el Espíritu les enseñe. Continúen buscando esa guía mientras sugiero algunas maneras de lograr sus aspiraciones. También les sugeriré lo que puede motivarles poderosamente para alcanzar mayores logros. Lo que escriban de las impresiones que sientan será la ayuda más valiosa que puedan recibir hoy.

Entonces, comencemos. Éstas son algunas de las preguntas:

¿Cuáles son algunas de las prioridades más fundamentales de su vida?

¿Qué desafíos afrontan a la hora de hacer realidad sus sueños y aspiraciones?

¿Cuáles son algunos de los obstáculos que impiden su progreso?

¿Qué les motiva a vencer la tentación y a vivir rectamente para que el Señor les guíe y les fortalezca?

Durante nuestro tiempo juntos, presten atención a las impresiones espirituales que puedan transmitir un mensaje personalizado del Señor. Ahora hablaré a cada uno de ustedes como si estuviéramos en una conversación privada en la que compartimos nuestros sentimientos más puros, como dos personas que tienen confianza mutua y creencias comunes.

La motivación fundamental en algunas vidas es ser popular al hacer lo que es popular. Otros, más sabios, están motivados por el amor al Salvador y Su verdad. Están dispuestos a defender principios correctos a pesar de la presión social. Ilustraré las consecuencias de cada uno de estos modelos.

Hace poco conocí a un joven inteligente con padres sobresalientes. Hay recursos materiales y espirituales excepcionales a su disposición. No está indeciso en cuanto a una misión. Asiste a una facultad comunitaria porque es más fácil que ir a una universidad. En su tiempo libre solo hace las cosas que le gusta hacer. No trabaja porque no tiene que hacerlo, y eso le quitaría tiempo a sus placeres. Tomó clases de Seminario para aprobarlas sin pensar mucho en cómo debía aplicar personalmente el conocimiento obtenido. Finalmente le pregunté:

¿Puedo hablarle de corazón? No quiero ofender, sino señalar algo. Hoy está tomando decisiones que le parecen muy razonables. Parecen darle lo que quiere: una vida fácil con abundante diversión y sin mucho sacrificio por su parte. Puede hacerlo durante un tiempo, pero de lo que no se da cuenta es que cada decisión que toma está limitando su futuro. Está eliminando posibilidades y opciones. Llegará un momento, y no será muy distante, en el que pasará el resto de su vida haciendo cosas que no quiere hacer, en lugares donde no querrá estar, porque no se ha preparado. No está aprovechando sus oportunidades.

Mencioné cómo todo lo que atesoro hoy comenzó a madurar en el campo misional. El servicio misional no es algo que hacemos por nosotros mismos. Tenemos nuestro albedrío. Podemos elegir lo que deseamos hacer. Sin embargo, para mí, el mayor crecimiento y preparación para el futuro que la mayoría de los jóvenes tienen hoy en día se obtiene en una misión. Allí se centran en otras personas más allá de ellos mismos. Se acercan al Señor y realmente aprenden Sus enseñanzas. Encuentran personas interesadas en el mensaje, pero que no están seguras de su valor. Tratan con toda capacidad -oración, ayuno y testimonio- de ayudar a esa persona a cambiar su vida. Eso es lo que hace una misión cuando se hace desinteresadamente, como muchos aquí pueden testificar. Sentí la impresión de darle una bendición a ese joven. Al salir de la habitación, oré fervientemente para que de alguna manera el Señor lo tocase para que eligiera las prioridades correctas. De lo contrario, su progreso se vería limitado y su felicidad interrumpida.

En claro contraste, comparto el ejemplo de otro joven. Con el paso de los años, vi cómo sus padres le enseñaban desde la infancia a vivir de manera firme los mandamientos de Dios. Por medio del ejemplo y los preceptos, le educaron a él y a sus otros hijos en la verdad. Fomentaron el desarrollo de la disciplina y el sacrificio para conseguir objetivos dignos. Este joven escogió nadar como una actividad que podría inculcar en su carácter esas cualidades. Las prácticas temprano por la mañana requerían disciplina y sacrificio; y con el tiempo, él destacó en ese deporte.

Luego surgieron los desafíos: por ejemplo, un campeonato de natación el domingo. ¿Participaría para ayudar a su equipo a ganar el campeonato?, ¿justificaría una excepción a su regla de no nadar los domingos? No, él no cedería, ni siquiera ante la intensa presión de sus compañeros. Le acribillaron con comentarios burlones, incluso le maltrataron físicamente. Pero no cedió. El rechazo de sus amigos, la soledad y la presión crearon momentos de tristeza y lágrimas, pero no cedió. Estaba aprendiendo de primera mano lo que cada uno de nosotros debe llegar a saber, la realidad del consejo de Pablo a Timoteo: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). He observado cómo, a lo largo de los años, este modelo constante de vida recta -tejido a partir de cientos de decisiones correctas, algunas frente a grandes desafíos- ha desarrollado un carácter de fortaleza y capacidad. Ahora, como misionero, tiene la estimación de sus compañeros por su habilidad para trabajar, su conocimiento de la verdad, su férrea devoción y su determinación para compartir el Evangelio. El que antes era rechazado por sus compañeros ahora se ha convertido en líder de sus compañeros.

¿Hay algún mensaje para usted en estos ejemplos? ¿Cómo pueden ver con mayor claridad y recibir más ayuda a través del velo para lograr sus aspiraciones? Les recordaré ocho de las muchas fuentes de ayuda.

Primero: La fe en Jesucristo

Siempre habrá necesidad de que caminen hasta el borde de la luz de su conocimiento y testimonio adentrándose en el crepúsculo de la fe. Se les pedirá que ejerzan fe en verdades que aún no han llegado a probar por medio de su propia experiencia o mediante el testimonio sagrado del Espíritu Santo.

Ejerzan fe en Jesucristo y en Su capacidad infinita de bendecir. La fe conduce a la acción, a lograr metas aun cuando haya poca evidencia visible que brinde esperanza de éxito. La fe es una confianza perdurable en la verdad. Por tanto, es una fuente de poder para conocer verdades sencillas pero profundamente importantes y tener la fe para vivirlas. La felicidad duradera tiene sus raíces en la verdad inmutable vivida en la fe.

Segundo: Principios orientadores

Es probable que ya hayan establecido un conjunto de principios orientadores para su vida. Si no es así, háganlo ahora. Con tales normas, no tomarán las decisiones equivocadas basándose en las circunstancias o las presiones del día. Los principios que ustedes están determinados a seguir les ayudarán a mantenerse en el rumbo adecuado. Fundaméntenlos en las enseñanzas de Jesucristo. A medida que utilicen sus principios orientadores, sean sinceros con ustedes mismos. La tragedia, la desilusión y la falta de logros en la vida se reciben cuando uno es deshonesto con uno mismo o con el Señor.

Nunca comprometan sus principios. La fortaleza y la seguridad provienen de no hacer excepciones a ellas. Por mucho que parezca que las condiciones justificarían apartarse de ellas, no lo hagan. La racionalización lleva a tomar algo que es cierto y tergiversarlo para justificar excepciones inválidas. La racionalización es la herramienta de Satanás para alejarnos de la verdad. Las dificultades en la vida empiezan cuando se justifican pequeñas desviaciones de las normas basándose en las circunstancias. Los individuos que viven para el momento toman decisiones basadas en las circunstancias o en lo que otra persona les tienta a hacer. A la larga, están condenados a violar la ley eterna y a socavar las grandes oportunidades de la vida. Tal vez parezcan obtener una ventaja, pero eso es temporario. Pierden las cosas que traen felicidad eterna. Al centrar su vida en la verdad, se les asegura el éxito y la felicidad.

Tercero: Oración

Han descubierto que la oración puede ser una fuente de gran consuelo, dirección y poder sustentador. Con demasiada frecuencia, en la rutina de la vida diaria, podrían sentirse tentados a ofrecer oraciones apresuradas y mecánicas sin ningún valor. Las oraciones que brindan consuelo, solaz, dirección y gran fortaleza interior son como las que ofrece Enós. Enseñó la importancia de orar con «fe en Cristo» y ser diligente «en guardar [Sus]mandamientos» (Enós 1:8, 10). Estas palabras de Enós demuestran cómo orar por algo vital:

Mi fe en el Señor empezó a ser inquebrantable; y oré a él con mucho y prolongado ahínco. …

Y aconteció que después que hube orado y me hube afanado con toda diligencia, me dijo el Señor: Por tu fe, te concederé conforme a tus deseos (Enós 1:11–12, cursiva añadida).

Cuando se sientan impulsados a pedir algo al Señor de esa manera, a menudo recibirán mucha más comprensión y ayuda de la esperada.

Cuarto: Escrituras

Las Escrituras son una excelente fuente de comprensión y fortaleza cuando se meditan con fe en el Salvador. Refuerzan la fe en la verdad. Cuando las verdades reveladas se aplican con diligencia, se convierten en una fuente vital de digna motivación. Aumentarán su valor para hacer lo que es correcto. Su disciplina para ceñirse a las prioridades más importantes de la vida se fortificará.

Las Escrituras confirman con elocuencia cómo la verdad vivida consistentemente abre la puerta a la inspiración para saber qué hacer y, cuando es necesario, al poder divino para hacerlo. Al reflexionar sobre cómo el Señor fortaleció las capacidades de otros para vencer las dificultades, las dudas y los desafíos abrumadores, el Espíritu Santo confirmará que sus experiencias son verdaderas. Sabrán que disponen de una ayuda similar.

Quinto: Adoración en el templo

Otra manera más significativa de mejorar su capacidad de entender y vivir verdades eternas es mediante la adoración en el templo. Sólo al recibir la plenitud de las ordenanzas del templo y al vivir los convenios que allí se han hecho, puedes entrar en el más alto grado de gloria y recibir la mayor medida de felicidad eterna. La asistencia al templo tiene una influencia calmante, asentada y consoladora que destila paz y satisfacción. Proporciona un ambiente de inspiración en respuesta a las oraciones. La obra de historia familiar que la acompaña produce bendiciones similares.

Sexto: La pureza moral

Su meta de ser moralmente limpio es fundamental para su felicidad duradera. Ustedes deciden mediante sus decisiones diarias si se cumplirá. Obtengan fuerzas recordando que pueden hacer cualquier cosa que el Señor les pida. Cuando la fuerza sea necesaria, y la pidan, Él les ayudará a cumplir este mandamiento vital. A medida que hagan todo lo que son capaces de hacer, su confianza en Él les dará la capacidad de superar todos los obstáculos.

Séptimo: Trabajo duro y constante

Es un principio de felicidad trabajar duro y obedecer de buena gana los principios de la verdad, confiando en que el Señor nos abrirá la puerta de la ayuda cuando la necesitemos. Ustedes están aprendiendo la valiosa lección de que el logro significativo requiere un esfuerzo significativo. Nuestro Padre no infringirá Su plan. Él no dará bendiciones eternas a aquellos que las desean pero no están dispuestos a pagar el precio.

Octavo: Buena música

La buena música, sobre todo la música sacra, hace más comprensibles las cosas espirituales. Es edificante y conduce a la obediencia voluntaria. Prepara las emociones para responder a los influjos del Espíritu Santo. Aléjense del veneno de la música maligna.

Me temo que puede parecer que les he estado sermoneando en nuestra entrevista privada. Perdónenme. No es mi intención. Solo quiero compartir lo que me ha brindado una felicidad inconmensurable junto con una vida significativa.

Hay una sugerencia adicional antes de que termine. Algunos lugares son sagrados y santos donde parece más fácil discernir la dirección del Espíritu Santo. El templo es uno de esos lugares. Pueden hacer que otros lugares sean así por la forma en que los respetan y se comportan mientras están allí. Necesitan un lugar de paz y tranquilidad donde periódicamente puedan reflexionar y dejar que el Señor establezca la dirección de su vida. Puede parecer difícil encontrar tiempo para meditar con las presiones diarias de la vida universitaria. Sin embargo, un momento de reflexión confirmará que no importa cuán rápido avancen, si están en el camino equivocado, no les servirá de nada. Cada uno de nosotros debe comprobar periódicamente su rumbo y confirmar que estamos en el camino correcto. El comienzo de un nuevo semestre parece ser un momento ideal para hacerlo. Puede que en algún momento les resulte beneficioso hacer este inventario personal:

¿Cuáles son mis mayores prioridades para la vida?

¿Cómo utilizo mi tiempo discrecional? ¿Utilizo una parte para mis prioridades más importantes?

¿Hay algo que yo sepa que no debería estar haciendo? Si es así, lo dejaré ahora.

Les agradezco sinceramente por escuchar con tanta atención y por escribir las impresiones que han sentido. Es una experiencia edificante estar con ustedes aquí en la Universidad Brigham Young. Ustedes son un precioso tesoro. Sus vidas rectas bendecirán a muchas otras personas dondequiera que vayan. Tengo la sensación de que han hecho o van a hacer las cosas de las que hemos hablado. He dejado lo más importante que puedo hacer por ustedes en estos últimos momentos.

Testifico solemnemente que Dios nuestro Padre vive, que Su plan es perfecto. Testifico que al alzar la voz en oración, esas oraciones son escuchadas. Son contestadas de mejor manera cuando se ofrecen desde un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Sé que algún día seré juzgado por lo bien que testifico de mi conocimiento certero de Jesucristo. Por lo tanto, testifico solemnemente que, gracias a Su expiación, el plan de felicidad de nuestro Padre tendrá éxito. El plan de Satanás está condenado al fracaso. Sé que Jesucristo vive. Solemnemente testifico con toda la capacidad que poseo que Él vive y que Él los ama. Por medio de su obediencia, Él les ayudará a encontrar la felicidad. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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Richard G. Scott

Richard G. Scott era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando se pronunció este discurso en la Universidad de Brigham Young el 23 de enero de 2001.