D. Todd Christofferson
del Cuórum de los Doce Apóstoles
Primeros años
Todd Christofferson tiene un arraigado testimonio de que Dios es nuestro mayor aliado. Él cree profundamente en el poder de la oración: “Puede que en ocasiones sea lo único que tengamos, pero siempre es suficiente para nuestras necesidades”.1 Nacido el 24 de enero de 1945 en Pleasant Grove, Utah, Christofferson desarrolló este testimonio de comunión con el Padre Celestial desde temprana edad. Cuando tenía trece años, su madre tuvo que someterse a una operación de cáncer que la debilitó, y sus padres recuerdan que él reunió a sus hermanos para orar por ella; también lo recuerdan siguiendo esa oración con acción. Al ver que la operación de su madre la había dejado incapacitada para realizar ciertas tareas domésticas que eran importantes para ella, él le pidió a su abuela que le enseñara a hacer pan. Él continuó haciendo pan para su familia hasta que se fue a la universidad.
Unos años más tarde, Todd tuvo otro momento decisivo con la oración. Su familia se mudó a Somerset, Nueva Jersey, cuando él tenía quince años, y participó en la presentación al aire libre del cerro Cumorah para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante dos veranos. Durante uno de esos veranos, decidió obtener su propio testimonio de la veracidad del evangelio. Entró en la Arboleda Sagrada y oró diligentemente durante más de una hora, pero no sintió nada. Abatido, se preguntó por qué su oración no había sido contestada. Sin embargo, un mes más tarde, mientras leía el Libro de Mormón en su casa, sintió una certeza inconfundible de que el Libro de Mormón era verdadero y que José Smith fue un profeta de Dios. Luego determinó que “no podemos ordenarle a Dios cuándo, dónde o cómo debe hablarnos.”2, pero Él contestará nuestras oraciones.
Educación, servicio en la Iglesia y carrera profesional
Después de graduarse de la escuela secundaria en Nueva Jersey, D. Todd Christofferson se matriculó en la Universidad Brigham Young con una beca Edwin S. Hinckley. Dejó la institución durante dos años para servir en una misión en Argentina, donde desarrolló un profundo amor por la gente de América Latina y donde aprendió de dos presidentes de misión muy influyentes, uno de ellos el élder Richard G. Scott. Cuando élder Christofferson regresó de su misión, conoció a Katherine Jacob. La buscó en el anuario de BYU y la invitó a salir. Finalmente se casaron en el templo de Salt Lake en 1968. Él dice que incluso en comparación con los sentimientos de amor y admiración que tenía por ella en el momento de su matrimonio, a medida que han pasado los años ha quedado “gratamente sorprendido” de cuánto mejor es ella de lo que él había siquiera imaginado.3
Ambos se graduaron de BYU al año siguiente, 1969, y se trasladaron al sur, donde pasarían muchos años. El élder Christofferson obtuvo un doctorado en Derecho de la Universidad de Duke y comenzó una exitosa carrera en Derecho como secretario del juez de distrito de EE. UU. John J. Sirica. El juez Sirica presidió los juicios del caso Watergate, durante los cuales Christofferson se volvió indispensable. Debido a esto, trabajó como secretario más tiempo del previsto. Luego, élder Christofferson cumplió con un requisito de servicio activo para el Ejército de los Estados Unidos, después de lo cual pasó ocho años en la reserva, terminando como capitán. De 1975 a 1980, ejerció la abogacía en Washington, D.C.
La carrera del élder Christofferson siguió progresando, y asumió el cargo de vicepresidente mayor y asesor general del Commerce Union Bank of Tennessee en Nashville. Mientras estuvo allí, participó activamente en asuntos comunitarios y organizaciones interreligiosas. Luego, se convirtió en el asesor general asociado de NationsBank (ahora Bank of America) en Charlotte, Carolina del Norte. A medida que avanzaba su carrera, también asumió nuevas funciones de responsabilidad en la Iglesia, como obispo, presidente de estaca y representante regional.
A pesar de estos intensos compromisos de tiempo, sus cinco hijos recuerdan que el élder Christofferson hizo de la paternidad una prioridad principal. Cuando eran pequeños, aprendían sobre historia con juegos de actuación y disfraces. Cuando crecieron, su padre siguió enseñándoles con cariño. Uno de ellos dijo: “Aunque papá esperaba grandes cosas de nosotros, nunca nos sermoneó. Era muy amoroso y discreto. Era muy feliz y deseaba que también nosotros lo fuéramos”.4
En 1993, D. Todd Christofferson aceptó el llamado a dedicar su vida al servicio del Señor como Autoridad General de la Iglesia. Sirvió como Presidente del Área México Sur, lo que aumentó su amor por América Latina, y luego sirvió en la Presidencia de los Setenta, comenzando en 1998. Allí supervisó las Áreas Norteamérica Oeste, Noroeste y Sureste. También fue director ejecutivo del Departamento de Familia e Historia de la Iglesia. Fue llamado al Cuórum de los Doce en 2008.
En su primer devocional de BYU, el élder Christofferson dijo: “Es el someterse a la disciplina de la voluntad de Dios y a Su amor lo que trae la verdadera libertad, la libertad para sobresalir, de crear, de bendecir”. 5 Esta declaración es característica de su audaz lealtad al Señor y a Su evangelio. Al igual que en sus primeras experiencias con la oración, la fe del élder Christofferson va acompañada con la acción. Él ejemplifica este principio, encontrando mayor potencial y gozo a través de la obediencia a los mandamientos de Dios y la fidelidad en Su servicio.
[1]Elder Quentin L. Cook, “Elder D. Todd Christofferson: Prepared to Serve the Lord,” Ensign, August 2008.
[2]Cook 2008.
[3]Cook 2008
[4]Cook 2008
[5]D. Todd Christofferson, “Allegiance to God,” BYU devotional address, 19 October 1999.